Resulta que éste árbol es un auténtico fósil viviente dado que es el único representante vivo del orden de las Gingkgoales, se han encontrado fósiles de las hojas de este árbol fechadas hace ¡¡270 millones de años atrás!!, lo que quiere decir que éste árbol convivió con los dinosaurios. Los científicos pensaban que se había extinguido, pero en 1691 se encontraron ejemplares en Japón, aquí había prevalecido cultivado por monjes budistas, los cuales aprovechaban sus múltiples propiedades curativas.
Este árbol es una gimnosperma, lo que significa que sus semillas no poseen cáscara protectora. Los sexos están separados, presentando los ejemplares masculinos inflorescencias amarillas agrupadas en amentos cilíndricos, muy numerosos y que nacen en los brotes cortos. En los femeninos, las flores se encuentran en grupos de 2 ó 3, produciendo una especie de drupa blanda de color marrón amarillento y textura carnosa, tornándose al madurar verde grisáceas. Al abrirlas despiden un olor rancio ya que contienen ácido butírico, realmente el olor recuerda mucho al olor que desprenden los Risketos.
Esta planta se usa actualmente para múltiples objetivos, dado al extracto de las hojas que es rico en flavonoides, lo cual favorece la circulación sanguínea, evita aglutinación de plaquetas disminuyendo el riesgo de trombosis, neutraliza radicales libres relacionados con el envejecimiento, favorece oxigenación del cerebro por aumentar la utilización de glucosa y la producción de adenosín trifosfato.
Los santiagueses tenemos la gran suerte de tener en nuestro campus universitario al menos 3 ejemplares de esta especie, 2 árboles femeninos y 1 masculino. Son realmente llamativos, las formas tanto de sus hojas como de sus ramas no son las habituales. Las ramas cuando están desnudas tienen forma rugosa a la vista y cerca de los ápices se curvan hacia adentro.

Webs de referencia:
http://es.wikipedia.org/wiki/Ginkgo_biloba
http://www.xs4all.nl/~kwanten/espindex.htm
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